Las ciudades se hacen añejas, envejecen y necesitan de retoques para mantener su frescura y su brillantez y para recuperar parte de lo que una vez fueron. En definitiva, para mantener el vestigio del pasado pero con la luz que permite un bisturí arquitectónico que quite las capas decadentes, puliendo los detalles, y haciendo que los vecinos se encuentren tan a gusto con la nueva faz como lo estaban con la antigua imagen.
Pero ese lavado de cara no puede darse a cualquier precio, ni constituirse a espaldas de los ciudadanos, ni mucho menos debe conllevar un sacrificio exacerbado para aquellos que transitan y viven en los entornos sujetos a esa operación de maquillaje.
Y un entorno privilegiado de la ciudad, la calle Méndez Núñez, se ha visto sometida a este peculiar capricho de los gobernantes del equipo de gobierno de CC y PP.
¿Qué quieren que sea esta arteria fundamental de Santa Cruz de Tenerife?, ¿Se les ha preguntado a los vecinos si quieren esos cambios y esos trastornos que se están ocasionando?, ¿Hasta qué extremos están decididos a imponer a la ciudadanía unos inconvenientes que están incluso ahogando a los emprendedores que daban vigor y actividad a esta emblemática calle?
Las preguntas se van ampliando y los responsables de estas obras, que parecen no tener fin, no contestan, no están ni se les espera porque únicamente oyen aquello que su contemplativa consideración les concede.
Confluencias callejeras impracticables, intransitables o llenas de vallas; señales y prohibiciones pueblan el actual Toscal en el enclave de la calle Méndez Núñez. ¿Han pensado los responsables de CC y PP en las personas con capacidad motriz reducida que viven en la zona? Seguro que no, ¿Para qué?, seguro que opinan que la ciudadanía tiene una perspectiva pequeña de las cosas y que, al final, una vez acabadas las obras (si algún día se acaban), nadie se acordará de las incomodidades sufridas en el periplo del calvario vivido.
Y los vecinos del barrio siempre desoídos, como pasa con el Plan Especial de El Toscal, se sienten ninguneados y sometidos a esa soberbia “nacionalista-conservadora” que ostenta la gobernanza municipal.
No se incrementarán los aparcamientos, tan necesarios en la zona, ni tampoco se van a aumentar las zonas de paseo. Solo se han quitado los árboles que protegían a las aceras del fuerte sol veraniego. ¿Se va a dar lugar a una mejor accesibilidad del barrio? Parece que no hay sensibilidad alguna por parte del equipo de Gobierno en esta materia. Cuando se ponen a hacer rebajes en Santa Cruz, se hacen sin criterio lógico alguno y se establecen, o eso es la apreciación del colectivo discapacitado, de una forma totalmente aleatoria y subjetiva.
En definitiva, El Toscal está soportando unas obras que no quiere o, al menos, no es la prioridad para recuperar el barrio que la vecindad viene reclamando.
En algún momento el “desgobierno” municipal debe recuperar la sana costumbre de escuchar; de abrirse a las ideas de los demás, a las de sus gobernados que son, en definitiva, la justificación última del interés general.
Está claro que es necesario renovar este enclave santacrucero, pero siempre con un proyecto consensuado con los vecinos gestionado correctamente a través de información previa. Hay que respetar la identidad de la calle, los aparcamientos, la accesibilidad y los accesos para no perjudicar a vecinos y negocios.
Ni se puede ni se debe gobernar de espaldas a la ciudadanía porque por eso se producen estos desmanes… ¿Quo Vadis calle Méndez Núñez?