Artículo de opinión de Antonio Blanco
Tradicionalmente los animales han sido considerados como “cosas”, es decir, como un mueble, un coche o cualquier otro utensilio que utilizamos y usamos a nuestro antojo y que podemos desechar cuando ya no nos sirve o simplemente nos cansamos de ellos.
Y esa consideración aún permanece arraigada en algunos colectivos de la sociedad que viven de espaldas a la realidad actual y a la legislación vigente. Colectivos que se niegan a cambiar de mentalidad y a los que únicamente podremos encauzar en la senda de lo racional a base de medidas punitivas y acciones educativas.
Los valores fundamentales son universales y no olvidemos que, si trasladásemos la actitud de desprecio que determinadas personas dispensan a los animales a otros colectivos desfavorecidos o sometidos a desigualdades, nos encontraríamos con auténticos potenciales maltratadores de niños y mujeres o destructores del medio ambiente. Y todo, al fin, por el concepto de posesión, de “cosismo”.
Ciudadanos (Cs) ha llevado una Propuesta No de Ley (PNL) al Congreso de los Diputados para modificar el Código Civil en cuanto a la consideración de los animales. De esta forma, se pretende modificar hábitos inhumanos y tratos vejatorios para estos seres que, en la mayor parte de los casos, nos hacen compañía y nos regalan un día a día más agradable.
Por ello, hay que cambiar actitudes, modificar valores, e implantar y aleccionar en la llamada “cultura del respeto”. Y es en este campo, donde las administraciones públicas locales deben involucrarse para perseguir determinadas prácticas conocidas y, además, sancionar con penas graduales según la acción y el resultado de la misma.
El consistorio de Santa Cruz de Tenerife debe preservar la vida y el buen estado y la salud de los animales censados y no censados en el municipio. Para ello, se debe conjuntar un equipo que inspeccione los lugares en los que se tiene conocimiento del estado lamentable de los animales que se encuentran en ellos, así como controlar aquellos casos que supongan un menoscabo para la integridad física y psíquica del animal.
En definitiva, hay que realizar más inspecciones y la ciudadanía debe ayudar a través de sus denuncias. Es necesario que, entre todos, erradiquemos de una vez por todas la brutalidad contra cualquier ser desprotegido, indefenso o diferente sea persona, animal o medio ambiente.
El maltrato debe ser duramente sancionado porque, cuando consigamos que se respeten a los animales en su estado natural de ser vivo, habremos logrado también crear una sociedad más culta y más respetuosa. En este idílico entorno, todos los seres, independientemente de nuestras circunstancias personales en cada momento, nos encontraremos más seguros y protegidos.
*Antonio Blanco es concejal de Ciudadanos (Cs) en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife