Artículo de opinión de Melisa Rodríguez
En muchas ocasiones oímos hablar de que las diferentes cosas. Hay diferentes situaciones que hay que mirarlas con perspectiva, con cierta distancia, con cierta altura.
Hemos pasado un segundo periodo electoral, y tras él no ha llegado la calma, ni la armonía, ni el entendimiento.
Cuando miramos al cielo vemos aves volar, aves planear con armonía, naturalidad… Observamos el momento y nos parece frágil, sencillo, bello, pero no nos paramos a pensar que esas aves han de aprender a desplazarse con esa majestuosidad con la que nos deleitan, que pasan por dificultades en sus inicios, llegando incluso a caer en ocasiones.
Nuestro día a día actual podría ser como el periplo de esas aves. Aves de diferentes colores y especies que trazan de manera diferente su manera de volar. Desde sus inicios, desde la elección del lugar donde construir su nido, donde posicionarse, hasta la manera de construirlos… Aspectos identitarios que buscan definición e inclusive protección. El momento más frágil es aquel en el que se acerca el momento de la eclosión, el momento en el que el tercio cambia, el momento en el que esos nuevos elementos han de aprender a convivir e interactuar con el medio en el que se encuentran y con las diferentes especies.
El hábitat actual no es perfecto, como nuestra democracia, pero desde el nacimiento, esas pequeñas aves son conscientes de que es necesario conservarlo, que la naturaleza y el entorno es su lugar.
Estamos en un momento en el que es necesario que aprendamos de ese esfuerzo, por ejemplo del de las aves en su camino de aprendizaje continuo hasta que llegan a volar. Dialogar, llegar a acuerdos, a entendimientos es necesario. No podemos limitarnos a catalogar especies en función de si están o no en peligro de extinción, es el momento de remangarse y de trabajar para que esa amenaza no acabe con nuestra democracia.
Hablamos de especies mayoritarias, de especies aparentemente endémicas de las cortes, que quizás no han sabido adaptarse al entorno actual. Es deber de todos, tal y como sucede en ese medio natural que tanto admiramos, que sigamos evolucionando, que la política de este país y sus partidos evolucionen y entiendan que el mundo y nuestra sociedad van a una velocidad, y que nosotros no podemos quedarnos detrás.
Gobierno en minoría suena cual depredador cerca de un nido que acaba de eclosionar. La naturaleza sabia toma decisiones, protege su nido, pero sin perder el sentido de la evolución. Debemos dejarnos de depredadores, debemos dejarnos de infundir el miedo en nuestro entorno, debemos decidirnos a lanzarnos a volar, debemos decidirnos a esquivar esos obstáculos que también nos encontramos en nuestro momento de vuelo, debemos tener altura de miras. Al final todo se resume en cuestiones de voluntades, y las dificultades no siempre acaban con la extinción de la especie, de la vida política, sino que conlleva a la evolución de esta, evolución que traerá cambios, con aciertos y errores, pero que sobre todo traerá otra perspectiva.
Hablando de altura, hablando de la situación política actual me pregunto, ¿Cómo la entenderán las aves?
Melisa Rodríguez es portavoz regional de C´s en Canarias, diputada nacional por Santa Cruz de Tenerife y miembro de la Ejecutiva Nacional de Ciudadanos.