Artículo de opinión de Antonio Blanco
Una sociedad moderna debe ser una sociedad eficaz. Pero la eficacia, en muchas ocasiones, es entendida como una mera finalidad inalcanzable que se utiliza para justificar determinadas políticas encaminadas a destruir moscas a cañonazos.
Y esas políticas se basan, casi siempre, en dar brillantez sin contenido. En dar publicidad sin fundamento, característica de la política de CC y PP, año tras año cuando se presentan las cuentas públicas. Porque cuando la ciudadanía ha estado sufriendo las inclemencias de tiempos duros y difíciles, los diferentes gobiernos capitalinos han hecho oídos sordos a las demandas ciudadanas de rebajar la presión fiscal que sufrían. A cambio, y a costa de los bolsillos de cada uno de los chicharreros, para que la bonanza de las arcas municipales no dejara de engordar. Esta situación, tal vez, podría estar justificada si los servicios públicos prestados por el consistorio santacrucero hubieran estado a la altura de las necesidades de los vecinos.
Pero todos conocemos la ineficacia que, año tras año, presenta la mayoría de los servicios que presta esta corporación y la falta de dotación económica con la que cuenta, por ejemplo, un organismo tan esencial para las personas necesitadas de nuestra ciudad como lo es el Instituto Municipal de Atención Social (IMAS).
Por ello, la pregunta que nos tenemos que hacer, y que desde Ciudadanos formulamos en el pasado pleno municipal del 27 de octubre, es: ¿Por qué no se han mejorado los servicios públicos o, por el contrario, por qué no se ha llevado a cabo una política para aligerar esa asfixiante presión fiscal?; ¿Por qué durante esos años complicados nuestros vecinos han tenido en sus bolsillos muchos menos euros a cambio de un deficiente sistema de dotaciones públicas, de una paupérrima política en materia de asistencia social o de un entramado de prestación de servicios públicos muy criticado por la sociedad santacrucera en general?
La respuesta es sencilla: Maquillaje profundo de unas cuentas públicas sin contenido pero con superávit no invertido en la ciudad, promoción ineficaz e insolidaria.
Y llegado a este momento, este equipo de gobierno formado por CC y PP presenta una rebaja de un cuarteto de tasas e impuestos que se saluda positivamente, porque denota que han dado la razón a Ciudadanos (Cs) puesto que, desde nuestra irrupción en el consistorio, venimos reclamando, año tras año, ese cambio en la política impositiva para que los vecinos puedan recuperar su capacidad de gasto y ahorro necesario para mover nuestra economía con total libertad.
Pero se evidencia que tantos años de ineficiencia presupuestaria condiciona las propuestas presentadas, porque se han tratado de matizaciones muy cicateras y puntuales que ni se aplican, en líneas generales, a todos los santacruceros ni permiten ahorrar a los vecinos.
Y es que, en todo caso, cuando se hacen cosas positivas hay que ser vanguardistas y no quedarse a medio camino.
Por eso, la ciudadanía podrá respirar económicamente un poco mejor que en ejercicios anteriores, pero no tanto como podría haber sido si se hubiera aprobado, por ejemplo, la enmienda presentada por Ciudadanos (Cs) de aplicar una rebaja generalizada del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) al 2,4%, ya que supondría un ahorro de 100 euros a nuestros vecinos.
No es necesario que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife tenga un superávit que engorde su cuenta bancaria año tras año. Lo que es necesario es que el vecino tenga más euros en su bolsillo para ahorrar, para gastar en bienes y servicios o simplemente para que haga con su dinero lo que estime más oportuno.
Los chicharreros se merecen que la presión fiscal a la que están sometidos descienda notablemente para que Santa Cruz de Tenerife deje de ser uno de los municipios en los que más se castiga a sus ciudadanos con tipos tan altos de tasas e impuestos.
Menos autocomplacencia del equipo de gobierno y más dinero para los santacruceros.
* Antonio Blanco es concejal del grupo municipal Ciudadanos (Cs) en Santa Cruz de Tenerife