Artículo de opinión de Antonio Blanco*

 

Las ciudades deben acometer las medidas necesarias para favorecer las condiciones de movilidad tendentes a conseguir que todos sus vecinos puedan tener las mismas posibilidades de disfrutar y de transitar por ella.

Antonio Blanco, concejal de Ciudadanos (C´s) de Santa Cruz de Tenerife.

Antonio Blanco, concejal de Ciudadanos (C´s) de Santa Cruz de Tenerife.

Cuando se tiene un plan de accesibilidad ya aprobado se estima, razonablemente, que esas medidas están ya en proceso de ejecución, que la ciudad está preparada para dar un giro definitivo a esas deficiencias de las que adolecía con anterioridad a la aprobación del plan. Y es natural que el proceso se demore, ya conocemos la excesiva burocracia que impregna toda la administración pública. Sin embargo, la aparente apatía de los responsables de cambiar la fórmula modular de la accesibilidad en Santa Cruz de Tenerife provoca frustración y, en el peor de los casos, indignación en los usuarios habituales de los viarios y aceras inaccesibles con los que cuenta la ciudad.

Y es que la mayor parte de los elementos de movilidad que existen en la capital tinerfeña son inaccesibles, tanto en cuanto a los rebajes, como en cuanto a la anchura necesaria. Caminar por barrios tan diferentes como La Salud, El Toscal, Ofra o Santa María del Mar nos descubre pasos de peatones que finalizan en aceras sin rebajes, rebajes en zonas donde no hay paso de peatones o elementos arbóreos en mitad de las aceras que impiden el paso de dos personas a la vez.

Y es por estas cuestiones por las que la ciudadanía afectada siente un desapego importante hacia la clase política. Y no debe sorprendernos que aquellos posicionamientos de viabilidad social en materia de accesibilidad se rasguen las vestiduras denunciando y criticando la ausencia de voluntad política para resolver los más urgentes problemas de movilidad que se detectan habitualmente.

¿Cómo podemos permanecer impasibles ante, por ejemplo, la imagen de personas en sillas de ruedas mecanizadas circulando en dirección inversa a la de los vehículos en la calle San Martín por no poder hacer el tránsito a través de la comunicación entre aceras existentes en la zona por la ausencia de rebajes entre ellas?

La voluntad política es algo etéreo, algo que no se ve pero que se palpa o no se palpa, es una idea, una intención que debe traducirse en la adopción de medidas.

¿Es Santa Cruz de Tenerife una ciudad accesible? La respuesta la tiene cada uno de los discapacitados visuales, auditivos y de movilidad reducida que viven y trabajan en nuestra ciudad.

Seguimos con las mismas deficiencias de antaño pero, probablemente, aún tenemos solución. La gobernanza municipal debe escuchar a los colectivos afectados, debe hacerlo, y debe consensuar así mismo medidas con los grupos de la oposición.  Porque hay materias de extrema sensibilidad social a las que no se deben aplicar los diferentes colores políticos, sino ahondar en el consenso y la practicidad.

Es urgente dar contenido y sentido al Plan Municipal de Accesibilidad, y poner en marcha, con carácter urgente, las mesas de trabajo establecidas en el mismo para perfilar problemas y plantear soluciones a las necesidades existentes.

Las críticas sin alternativas son tan infructuosas como las autoalabanzas gubernamentales sin fundamento. Por eso, la vecindad demanda una ciudad cada vez más humana, más accesible y eso debe conllevar una concienciación general de que, en materia de accesibilidad, no podemos esperar más para adoptar medidas necesarias para problemas urgentes.

Qué bueno sería que, entre todos, lográramos cambiar la dinámica actual. En eso estamos, tendemos la mano pero dudamos: ¿Hay voluntad política para dinamizar el Plan Municipal de Accesibilidad?

 

*Antonio Blanco es concejal de Ciudadanos (C´s) en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife