Artículo de Opinión de Melisa Rodríguez
Apenas tres meses y medio después de nuestras elecciones autonómicas podemos advertir que hay pactos que son como esos amores juveniles de verano que se debilitan a una velocidad inusual… O no tan inusual.
Estos amores de verano, que llegan como un torrente de emociones y prometiéndose para toda la vida, estos pactos postelectorales cocinados y que se pretenden en cascada con el fin de estabilizar esta bonita relación.
Bajo estos amores, y allá por el fin del periodo estival, se elevan las suspicacias y las dudas de cuan intensa sea la relación. Comienzan los celos, las dudas, y la sombra de la sospecha permanente que sobre esta alianza persiste.
Estos amores que comienzan a ser posesivos, creando inestabilidad e incertidumbre, dando pie a que se inicie la auditoría de cada movimiento, hasta el punto de tener que responder a cuestiones sobre con quién se habla, de qué se habla… Siempre las mismas preguntas flotando en la cargada atmósfera… ¿No habrá nadie más, verdad? ¿Me eres fiel?
Con la llegada de unas elecciones y con la duda de la fortaleza de este amor, comienzan las mentiras y los reproches para intentar convencer al resto del mundo de que ese amor es verdadero, y de que esos nuevos figurantes del panorama político no son más que personajes irrelevantes que poco tienen que decir…
¡Qué duros e intensos son estos amores! ¡Qué posesivos, y mentirosos pueden llegar a ser en su fase final! El mundo sabe que no todas las alianzas son eternas pero como hasta los más pequeños enamorados saben… Gobernar, trabajar y amar es un deber para con todos. ¡Comiencen a gobernar!
Melisa Rodríguez es candidata al Congreso de los Diputados por la provincia de Santa Cruz de Tenerife y miembro de la Ejecutiva nacional de Ciudadanos (C´s).